Florentino Pérez, uno de los hombres y empresarios más poderosos de España, no cesa de llevarse disgustos en su intención, no solo de recuperar la gloria perdida por el Real Madrid en los últimos años, sino de acabar con el dominio absoluto del Barça. Después de gastarse 100 millones de euros este verano con la intención de reforzar los equipos de fútbol y básquet, se fue a dormir, el pasado jueves con otra amenaza de marcharse de José Mourinho –«si al final de temporada no están contentos me voy y amigos para siempre»– y la dimisión de Ettore Messina. El momento de gloria azulgrana está enloqueciendo a la casa blanca.
Florentino apostó hace dos veranos por el técnico italiano por lo mismo que decidió pagar 16 millones de euros por el luso el pasado junio. Ambos, con currículos trufados de títulos, eran lo más parecido a una garantía de éxitos. Pero ni uno ni otro han podido poner fin, hasta la fecha, al dominio de los chicos de Pep Guardiola y Xavi Pascual.
EL MEJOR DEL NUEVO SIGLO / Todo lo que le pasa a Florentino Pérez y al Real Madrid es culpa del extraordinario momento que vive el Barça a todos los niveles. El ciclo triunfal que se vive en el Camp Nou, primero con Rijkaard y ahora con Guardiola, le han valido el reconocimiento por parte de Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) de ser el mejor club de la primera década del siglo XXI.
El Barça está de moda y es hoy el club más admirado. Y por partida doble, después de que España conquistara el Mundial con el estilo, el modelo y media alineación azulgrana. Un ascenso que ha colocado al club a rebufo del Madrid en ingresos (pronto le igualará superando los 400 millones de euros) y le ha ayudado a conseguir un contrato con Qatar que también perseguía la entidad blanca, valorado en 30 millones de euros por temporada.
MANITA QUE NO SE OLVIDA / Pese a que en los despachos la relación es más que cordial (Florentino Pérez y Sandro Rosell son buenos amigos, del mismo modo que José Ángel Sánchez, director general blanco, se lleva de maravilla con los ejecutivos azulgranas), el daño deportivo que los barcelonistas están infringiendo en el campo ha terminado por desquiciar al Madrid hasta el extremo de que las cifras empiezan a ser escandalosas. Desde que encajó la manita en el Camp Nou, Mou ya no es el mismo.
Además de sufrir la mayor goleada de su carrera, Mourinho vive a siete puntos de distancia del Barça, una diferencia que nunca sufrió Manuel Pellegrini. El suplicio de Messina es aún mucho peor, ya que ha dejado el club con un humillante e incontestable 11-1 en sus choques contra Xavi Pascual. Tras la última derrota en la final de la Copa en el Palacio de Deportes de Madrid, Florentino casi ni miró al técnico italiano cuando se cruzaron en el palco.
ESTILO DISTINTO / No es de extrañar, pues, que en la casa blanca hayan confiado últimamente más en el Arsenal o en el Valencia que en sus propias fuerzas. Y todo con un estilo muy distinto, sin una queja ni una mala palabra a pesar de las provocaciones que, especialmente a Pep Guardiola, lanzan desde las salas de prensa y desde diversos medios de comunicación madrileños. Medios que aún persisten en recurrir al Villarato y a otras teorías de la conspiración con tal de restar méritos a la supremacía azulgrana, representada en el podio del Balón de Oro (Messi, Iniesta y Xavi).
Messina no ha aguantado la presión. Mourinho, de momento, sí. Pero a qué precio. Peleado con todo el mundo, y dejando la imagen del Madrid por el suelo.
Florentino apostó hace dos veranos por el técnico italiano por lo mismo que decidió pagar 16 millones de euros por el luso el pasado junio. Ambos, con currículos trufados de títulos, eran lo más parecido a una garantía de éxitos. Pero ni uno ni otro han podido poner fin, hasta la fecha, al dominio de los chicos de Pep Guardiola y Xavi Pascual.
EL MEJOR DEL NUEVO SIGLO / Todo lo que le pasa a Florentino Pérez y al Real Madrid es culpa del extraordinario momento que vive el Barça a todos los niveles. El ciclo triunfal que se vive en el Camp Nou, primero con Rijkaard y ahora con Guardiola, le han valido el reconocimiento por parte de Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) de ser el mejor club de la primera década del siglo XXI.
El Barça está de moda y es hoy el club más admirado. Y por partida doble, después de que España conquistara el Mundial con el estilo, el modelo y media alineación azulgrana. Un ascenso que ha colocado al club a rebufo del Madrid en ingresos (pronto le igualará superando los 400 millones de euros) y le ha ayudado a conseguir un contrato con Qatar que también perseguía la entidad blanca, valorado en 30 millones de euros por temporada.
MANITA QUE NO SE OLVIDA / Pese a que en los despachos la relación es más que cordial (Florentino Pérez y Sandro Rosell son buenos amigos, del mismo modo que José Ángel Sánchez, director general blanco, se lleva de maravilla con los ejecutivos azulgranas), el daño deportivo que los barcelonistas están infringiendo en el campo ha terminado por desquiciar al Madrid hasta el extremo de que las cifras empiezan a ser escandalosas. Desde que encajó la manita en el Camp Nou, Mou ya no es el mismo.
Además de sufrir la mayor goleada de su carrera, Mourinho vive a siete puntos de distancia del Barça, una diferencia que nunca sufrió Manuel Pellegrini. El suplicio de Messina es aún mucho peor, ya que ha dejado el club con un humillante e incontestable 11-1 en sus choques contra Xavi Pascual. Tras la última derrota en la final de la Copa en el Palacio de Deportes de Madrid, Florentino casi ni miró al técnico italiano cuando se cruzaron en el palco.
ESTILO DISTINTO / No es de extrañar, pues, que en la casa blanca hayan confiado últimamente más en el Arsenal o en el Valencia que en sus propias fuerzas. Y todo con un estilo muy distinto, sin una queja ni una mala palabra a pesar de las provocaciones que, especialmente a Pep Guardiola, lanzan desde las salas de prensa y desde diversos medios de comunicación madrileños. Medios que aún persisten en recurrir al Villarato y a otras teorías de la conspiración con tal de restar méritos a la supremacía azulgrana, representada en el podio del Balón de Oro (Messi, Iniesta y Xavi).
Messina no ha aguantado la presión. Mourinho, de momento, sí. Pero a qué precio. Peleado con todo el mundo, y dejando la imagen del Madrid por el suelo.
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