sábado, 18 de diciembre de 2010

La noticia de hoy:
El Congreso de Colombia pasó la prueba
Las expectativas que se generaron con el Congreso, que se posesionó el 20 de julio, eran tan grandes como la agenda legislativa que propuso el Gobierno, la cual fue calificada como ‘ambiciosa’.
En los primeros dos meses de gestión, el Congreso tuvo serios problemas de indisciplina, en la medida en que el ausentismo y la falta de debate a las iniciativas radicadas hacían prever un desenlace pobre a final de este año.
Mi comentario:
La noticia de que el congreso de Colombia ha aprobado su trabajo legislativo con “digamos un aprobado justito por los “pelos” diríamos mejor”. No debería ser noticia llamativa, lo que es un proceder institucionalizado y es que los congresistas (salvando casos muy escasos), en general se toman su trabajo legislativo como una actividad menor. Y si no, no se entiende que se les tenga que “llamar” al orden de continuo, por sus continuos “capando”.
Por desgracia para el ciudadano, es algo que se repite en Colombia y en la mayoría de los congresos de cualquier país, no es un hecho que se le pueda atribuir solo a Colombia, que es la noticia que nos ocupa hoy.
Ausencias a los plenos, falta de trabajo y desatención a la labor general de su desempeño como legislador, rima a continuación, con los muchos escándalos de corrupción de algunos de los ilustres parlamentarios y ocasionales representantes del pueblo que los sufre como lluvia de invierno.
Es de suponer, que cuando un ciudadano decide presentarse a una elección a cualquiera de los niveles de servidor publico de la administración del estado, bien sea como alcalde, gobernador o en su caso congresista. Estos ciudadanos, que se prestan a “sacrificar” sus empleos cotidianos, el tiempo de dedicación a sus familias y otros… lo hacen con la buena y noble intención de servir a su país desde puestos tan nobles y de tan opulenta retribución. Sin embargo en cuanto llega a conseguir tan sacrificada meta, se olvidan del servicio a la ciudadanía y se preocupan en muchos (demasiados) casos  a defender sus intereses particulares  sin olvidar los intereses de los que en su caso prestaron plata para apoyar esa feliz elección.

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