Gente corriente
Camarero vitalicio. Trabaja en un restaurante catalán «mundialmente famoso». Y no es El Bulli, precisamente.
Francisco Rebordosa: "La escudella tiene un éxito rotundo todo el año"
El Pollo Rico, mítico restaurante de la calle de Sant Pau, donde antaño había colas para zamparse pollos de kilo por cuatro duros. Un local único con un menú tan democrático que atrae a turistas y a familias del barrio, a policías y a ladrones, a albañiles y a oficinistas, y a mucho solitario, sobre todo en Navidad. En este microcosmos del Raval, Francisco sirve, sin derramar una gota, un plato que rezuma caldo de escudella.
Francisco Rebordosa. GUILLERMO MOLINER
-El Pollo Rico es mundialmente famoso. Estamos en la guía Michelin de todo el mundo.
-¿En la guía Michelin? ¿No se confunde? En la Trotamundos igual sí.
-Que sí, que sí. Además, hay fotos mías repartidas por todo el mundo.
-Ah. Entonces ¿le han hecho muchas entrevistas?
-Qué va, esta es la primera vez. Lo que pasa es que vienen clientes de todo el mundo y me hacen fotos que luego se llevan a su casa. Aquí se crea una germanor con los clientes y, cuando vuelven, me traen regalos.
-¿Por eso se ha quedado aquí tantos años?
-En octubre cumplí 39 años en El Pollo Rico. Pero eso no tiene nada que ver con la germanor. A eso me ha llevado la vida.
-Dos terceras partes de su vida, nada menos.
-Mis hijos me dicen que lo deje, pero ¿adónde voy a ir? Vivo en la calle del Carme y trabajo en la de Sant Pau. He estado aquí casi toda mi vida.
-No tiene acento de Barcelona.
-Soy de un pueblo de Lleida, L'Espluga Calba, donde hacen el aceite arbequino, el mejor del mundo. Pero en aquella época, en el campo no tenías futuro. No había maquinaria ni las ayudas que existen ahora. Por eso vine a Barcelona.
-Recomiende un plato de la carta.
-Aquí el éxito es el pollo, pero la escudella es el mejor plato. Lo hacemos todo el año. Aunque no esté en el menú lo puede pedir y siempre hay. De enero a diciembre y de 10 de la mañana a la medianoche.
-Pero no el día de Navidad.
-Es el único día del año que cerramos. Hoy la escudella me la comeré en casa.
-¿Hay alguien que pida escudella en agosto?
-Se'n faria creus. La escudella tiene un éxito rotundo todo el año.
-¡Y a 3 euros!
-El plato más caro de la carta es la lasaña, que vale 4. Son platos grandiosos; damos mucha comida, demasiada.
-¿Cómo se las arreglan para ofrecer estos precios?
-¡Ah! Eso pregúnteselo al jefe. Pero cuando voy por ahí y veo los precios que hay, pienso: «No puede ser».
-Barato será, pero dieta mediterránea no es precisamente.
-Pues yo cuando me siento mal me como una escudella. Te anima, oye.
-Seguro. ¿Y pasa gente conocida por aquí?
-Yo recuerdo a Miguel Ríos, los de la Trinca alguna vez y un cliente asiduo es un actor... ¿cómo se llama? Joan... Sí, hombre... uno muy alto. Por él hicimos las cartas en catalán.
-Ah, entonces ya sé quién quiere decir: Joel Joan.
-¡Ese! Una vez el director de un ballet ruso que venía cada día me invitó a ver el espectáculo en el Novedades. Y también vienen albañiles, oficinistas, gente del Liceu, la Cicciolina.. .
-¿La Cicciolina ?
-La Mónica del barrio chino. Ahora han hecho una película sobre ella.
-¿Es la que cuenta su vida como prostituta?
--La Mónica, sí. También vienen a buscar la cena cada noche los policías y se la llevan al cuartelillo.
-Menuda mezcla.
-Como el barrio. El Pollo Rico es como una institución, un local familiar de toda la vida. Los fines de semana vienen familias y payeses.
-¿Y ha cambiado mucho desde que usted entró a trabajar?
-Mucho. Antes venía gente de las pensiones y familias acomodadas del barrio. Los mejores años fueron entre el 75 y los 80, pero la droga hizo mucho daño. Ya no queda nada de aquel barrio chino. Aquí ha habido peleas, de todo.
-¿Peleas? ¿Por qué?
-Por no pagar. Una vez un tipo que había salido de prisión con un permiso me dio un trompazo que estuve un mes de baja. Pero hay muchos más clientes buenos. ¿Quiere oír un refrán que me inventé yo?
-¡Claro!
-«Haga frío o calor, el Pollo Rico es el mejor».
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