miércoles, 2 de marzo de 2011

Entre Colombia y Egipto.

La revolución de Egipto no debería de pasar desapercibida para otros países; como por ejemplo para Colombia.
Lo sucedido en Egipto, a parte de que ya era suficiente con 30 años de dictadura, es un tema de desarrollo económico y distribución de la riqueza.
Colombia y Egipto forman parte de los países con más expectativa de crecimiento económico en la próxima década: Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica. Forman el grupo.
Entre 2006 y 2009, Colombia y Egipto hicieron parte de la lista de los diez principales reformadores del Banco Mundial, gracias a las numerosas medidas adoptadas para facilitar los negocios (sobretodo de las grandes multinacionales).
Otra similitud entre Egipto y Colombia es su superficie: 1´001.449 Km. Cuadrados para el primero y 1´141.748 Km. Para el segundo. A diferencia del alto porcentaje de tierras cultivables en Colombia, en Egipto, el 97% es desierto.  Llama mucho la atención que, a pesar de esta gran diferencia, los dos países importan prácticamente cada grano de la canasta básica que alimenta a su población.
Otro rasgo común es la mala distribución del ingreso. La iniquidad en Colombia dobla la de Egipto: 58 frente a 32. Paradójicamente, el producto de Colombia interno bruto per capita supera 53% el de este país del Nilo.
Colombia y Egipto comparte una de las mas compleja problemática del mundo moderno: la creciente brecha entre las personas bien calificadas y una abrumadora mayoría sin educación de calidad y sin competencias laborales. La baja productividad de la mayoría de la fuerza  laboral y la deficiencia del estado en estos asuntos hacen del desempleo y la informalidad dos de los grandes retos que determinan la estabilidad social perdurable. Por fortuna, Colombia no es una cleptocracia, ni sufre los abusos de un estado policial.
Creo que del éxito de la solución de este problema dependerá el progreso de muchos países en vías de desarrollo, evitando las lamentaciones

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